(Newsletter febrero 2013)
El virus Herpes Zóster es una enfermedad cutáneo nerviosa, con un desarrollo agudo, circunscrita localmente, provocada por el recrudecimiento de la infección por el virus de la varicela zóster (VVZ), adquirida durante la infancia (varicela), que permanece latente en uno o más ganglios de las raíces dorsales de la médula espinal y/o de los nervios craneales durante un periodo de tiempo generalmente prolongado (normalmente décadas) sin replicarse ni mostrar ningún signo o síntoma de presencia.
La varicela representa la manifestación clínica principal de la infección del virus de la varicela zóster (VVZ), caracterizada por lesiones cutáneas generalizadas. El herpes zóster es la manifestación clínica secundaria, confinada a los límites de un dermatoma cutáneo y debida a la reactivación del virus presente en el sujeto infectado.
El periodo de latencia (es decir, persistencia del ADN del virus dentro del sujeto, en ausencia de replicación) entre las dos enfermedades casi siempre es de muchos años.
Normalmente el virus tiene periodos de reactivación, aunque no se perciba nada. Esto se explica porque las pequeñas cantidades de virus están neutralizadas inmediatamente por los anticuerpos en circulación o se destruyen gracias a la respuesta inmune celular antes de que se infecten otras células y de que su multiplicación sea suficiente como para producir un daño perceptible; existe entonces un equilibiro dinámico entre la virulencia del virus y la defensa del huésped.
Sin embargo, cuando las defensas del huésped descienden por debajo de un nivel crítico como consecuencia de factores fisiológicos (envejecimiento), patológicos (enfermedades del Sistema Inmune) o farmacológicos (tratamiento inmunodepresor), el virus reactivado no puede ser controlado y, por tanto, puede multiplicarse y difundirse dentro del ganglio, causando necrosis e inflamación intensa; de aquí la intensa neuralgia.
La difusión antidrómica a través del nervio sensitivo, provoca a su vez neuritis y la liberación del virus alrededor de las terminaciones nerviosas sensitivas cutáneas donde se produce la característica erupción.
La Micro-Inmunoterapia puede utilizarse como apoyo inmunitario en infecciones por VZV tanto en niños como en adultos y ancianos con la fórmula especifica ZONA.
Varicela: Un seguimiento llevado a cabo en un grupo de 26 niños entre 3 y 13 años* evidenció un efecto muy interesante inducido por el tratamiento de Micro-Inmunoterapia en la duración del prurito (el prurito suele desaparecer después de una media de 1,8 días, y suele desaparecer de manera homogénea, entre 1 y 3 días). Esto es particularmente interesante en lo que se refiere a la calidad de vida del niño, en la disminución de los riesgos de infección y la velocidad de cicatrización. Además, parece que el tratamiento induce una mejor cicatrización.
Posología orientativa: de 1 a 3 cápsulas por día hasta desaparición de los síntomas.
Herpes Zóster
En caso de reactivación con la aparición de herpes zóster, se puede iniciar el tratamiento con 2 cápsulas al día durante los primeros 10 días y, posteriormente, 1 cápsula diaria durante otros 20 días o hasta la resolución de los síntomas.
En los casos más graves con afectación facial difusa o con más dermatomas se puede iniciar con 4 cápsulas al día durante los primeros 5 días y, a continuación, proseguir con 2 cápsulas al día durante otros 10 días. En cualquier caso, hasta la resolución de los síntomas.
Los objetivos del tratamiento para controlar la replicación viral son:
- disminuir la replicación viral,
- limitar la extensión de la erupción cutánea,
- reducir la duración,
- evitar la difusión de la infección a otras zonas del sistema nervioso,
- prevenir la neuralgia postherpética.
Ejemplo de un caso clínico:
El paciente presenta una erupción/sarpullido no muy extenso pero muy doloroso (dolor intenso) desde hace unas horas. Nunca presentó herpes zóster anteriormente. Se le recomienda 4 cáspulas/día. Clara disminución de los dolores después de 24 horas. Total desaparición después de 5 días de tratamiento.