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Las verrugas en niños, una manifestación habitual de la infección por VPH

Dra. Marie-Claude Folin (Nay-Bourdettes, Francia)

Existen más de 200 tipos del virus del papiloma humano (VPH). Las infecciones por estos virus pueden relacionarse con múltiples patologías y manifestarse de distintas formas. Por ejemplo, se sabe que los serotipos VPH 1, 2 y 3 son responsables de la aparición de verrugas cutáneas en el niño y que los serotipos VPH 6 y 11 provocan verrugas genitales o papilomatosis respiratorias recurrentes en jóvenes. Por otro lado, los VPH 16 y 18 favorecen la formación de lesiones cancerosas, como las lesiones intraepiteliales escamosas del cuello del útero en las adolescentes[1],[2].

En la mayoría de personas, las infecciones por VPH son pasajeras y no presentan ningún síntoma, por lo que pueden pasar desapercibidas. En general, desaparecen en un plazo de 2 años como máximo. Se cree que existen diversos factores que inciden en la progresión de estas infecciones, entre los que destacan: la predisposición individual, el estado inmunitario, la nutrición, las hormonas endógenas y exógenas o el tabaquismo[3].

En el niño, las infecciones por VPH suelen manifestarse en forma de verrugas cutáneas. Se considera que hasta un 10% de los niños y jóvenes se ven afectados por este tipo de lesiones, con una mayor incidencia en la población adolescente de entre 12 y 16 años. Asimismo, se ha constatado que suelen afectar más a las chicas que a los chicos.

Existen distintos tipos de verrugas cutáneas: verrugas comunes (Verruca vulgaris), verrugas plantares (Verruca plantaris) y verrugas planas (Verruca plana). Las verrugas comunes representan el 70% de las verrugas cutáneas y aparecen principalmente en los niños, mientras que las plantares y las planas afectan a un grupo de población de edad ligeramente mayor.

Las verrugas pueden considerarse como lesiones benignas que a veces desaparecen por sí mismas y de las que no hay que preocuparse una vez han desaparecido. No obstante, no hay que olvidar que son un indicio de la presencia en el organismo de una infección por VPH, lo cual no se debe pasar por alto ya que este virus puede ser el origen de patologías mucho más graves, especialmente en personas con un sistema inmunitario debilitado. Además, las verrugas pueden tener un impacto psicológico importante, siendo causa de estigma. De hecho, en líneas generales, las enfermedades cutáneas suelen tener una repercusión negativa sobre el estado emocional, en las relaciones sociales y en las actividades diarias de los pacientes. Precisamente, se calcula que cerca de un tercio de las personas afectas de enfermedades dermatológicas sufren trastornos emocionales ligados a su patología. También se ha visto que existe una estrecha relación entre la baja autoestima y la dermatosis infantil, un factor que puede agravar las complicaciones psicológicas relacionadas con esta enfermedad[4].

La fórmula de microinmunoterapia VERU apoya al sistema inmunitario en su lucha contra las infecciones por VPH, responsables de la aparición de verrugas.

Mi descubrimiento de la microinmunoterapia

Supe de la existencia de la microinmunoterapia en 1995, a través de un folleto informativo. El tema me pareció interesante y me apunté a un curso de formación. El concepto me atrajo mucho pero, a causa del precio de los medicamentos, me costaba proponerlo en mis tratamientos.

En 2000, una de mis pacientes en tratamiento desde hacía varios años por una poliartritis reumatoide, presentaba dolores que ninguna terapia conseguía aliviar. Los análisis mostraban la presencia de una infección por citomegalovirus. Le propuse un tratamiento de microinmunoterapia que, en 8 días, calmó la mayoría de sus dolores e hizo mejorar su estado rápidamente.

Tras esta experiencia, me di cuenta del potencial y de las posibilidades de la microinmunoterapia. En la actualidad lo propongo con frecuencia, sobre todo para tratar las patologías infecciosas, entre las que se encuentran las relacionadas con los VPH, como las verrugas.

La fórmula de microinmunoterapia VERU

La fórmula VERU ayuda al sistema inmunitario a combatir las infecciones por VPH causantes de las verrugas comunes (Verruca vulgaris, verruca plana o verruca plantaris). También se puede utilizar en casos de verrugas múltiples, recidivantes y/o resistentes a otros tratamientos. Contiene citoquinas, como la interleuquina 1 (IL-1), la IL-2 o el interferón alfa (IFN-alfa) así como ácidos nucleicos como ARN y los específicos SNA-HLA II y SNA-VERU, en bajas dosis.

Su objetivo es múltiple: impedir que el virus se multiplique e infecte otras células, favorecer una respuesta inmunitaria eficaz contra la infección por VPH y controlar la infección persistente y las patologías asociadas. La posología es de 1 cápsula al día, hasta la desaparición de los síntomas.

Caso clínico

Niño de 5 años que acude regularmente a mi consulta por rinofaringitis y otitis de repetición.

El 17 de agosto de 2010, vino a mi consulta por presentar 8 verrugas planas desde el día 31 de julio de 2010, repartidas alrededor de las uñas de los dedos de la mano izquierda y una debajo del labio inferior. Se trataba de un primer brote: las verrugas habían aparecido tras una cura termal para las infecciones ORL, que había realizado en la localidad francesa de Cauterets entre el 5 y el 24 de julio de 2010.

Su estado general era regular y no presentaba ninguna otra patología en curso.

Le receté la fórmula de microinmunoterapia VERU a razón de 1 cápsula/día durante 6 meses, Pediakid inmunofortificante (2c/día) y Ferrostrane (2c/día) durante 2 meses, así como una ampolla de Uvedose (vitamina D).

Volví a ver al niño el 19 de noviembre de 2010 porque, desde hacía 2 días, presentaba signos de bronquitis, diarrea y dolor de oídos. El tamaño de las verrugas había disminuido, si bien seguía teniendo 7 verrugas alrededor del 4º y 5º dedo de la mano izquierda y debajo del labio. Su estado general seguía siendo regular.

Le receté un tratamiento homeopático para la infección ORL (Psorinum 15CH 1 dosis y Hepar sulfur MK 1 dosis + la fórmula específica de microinmunoterapia para casos de deficiencia inmunitaria a razón de 1 cápsula/día durante 3 meses). La bronquitis, la diarrea y el dolor de oídos desaparecieron totalmente al cabo de una semana.

Se continuó el tratamiento con la fórmula VERU a una posología de 1 cápsula/día hasta el final de los 6 meses de tratamiento.

Volví a ver al niño el día 21 de junio de 2011.

Su estado general era bueno. Las verrugas habían desaparecido completamente desde el 30 de abril, es decir, un mes y medio después de finalizar los 6 meses de tratamiento. El cumplimiento terapéutico fue bueno y no se notificó ningún efecto secundario.

En 2014, tres años después de finalizar el tratamiento, el niño no había presentado ningún nuevo brote de verrugas.

Conclusión

La microinmunoterapia juega un papel importante dentro de mi arsenal terapéutico. He podido constatar su eficacia en numerosos casos y ver cómo contribuye a mejorar las defensas inmunitarias de los pacientes. Es muy bien tolerada, sobre todo gracias a su preparación en bajas dosis.

También utilizo la microinmunoterapia para otras enfermedades, como las patologías infecciosas recidivantes, las reactivaciones víricas, las enfermedades autoinmunitarias, las alergias, pero también en patologías menos frecuentes, como el Parkinson o la osteoporosis, entre otras. Asimismo, la utilizo en oncología como complemento de los tratamientos habituales.

Creo que es una terapia que tiene mucho que ofrecer, por esa razón sigo regularmente los cursos de formación que se organizan.

Bibliografía

[1] Mammas IN, Sourvinos G, Spandidos DA. The paediatric story of human papillomavirus (Review). Oncol Lett. 2014 Aug;8(2):502-506.
[2] Web de información sobre los VPH: http://www.papillomavirus.fr/les-papillomavirus/
[3] Mammas IN, Sourvinos G, Spandidos DA. Human papilloma virus (HPV) infección in children and adolescents. Eur J Pediatr. 2009 Mar;168(3):267-273.
[4] Weber MB, Lorenzini D, Reinehr CP, Lovato B. Assessment of the quality of life of pediatric patients at a center of excellence in dermatology in southern Brazil. An Bras Dermatol. 2012 Sep-Oct;87(5):697-702.

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(Newsletter noviembre 2015)

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