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El importante papel de la microinmunoterapia en las nuevas patologías relacionadas con las ondas electromagnéticas

(Newsletter diciembre 2017)

Dra. Paloma Gómez (España)

Introducción

Se llama «electrosensibilidad» al padecimiento de ciertos síntomas relacionados con la exposición a campos electromagnéticos, siendo una de las enfermedades surgidas como consecuencia de las nuevas tecnologías, y oscilando ya su incidencia entre el 3% y el 5%, lo que elevaría a unos 13 millones el número de europeos afectados.

En España, el 23 de mayo de 2011, Minerva Palomar se convirtió en la primera trabajadora a la que un juez reconoció «incapacidad laboral permanente y absoluta por síndrome de hipersensibilidad electromagnética», concediéndole una pensión equivalente al 100 % de su salario (Ass. afectados de Navarra por campos electromagnéticos, 2011).

Caso clínico

Anamnesis, exploración física e historial clínico del paciente

El paciente es un varón de 42 años, gerente de una empresa, que refiere haber disfrutado siempre de un excelente estado de salud, pero que desde hace unos 6 o 7 años ha empezado a sufrir síntomas para los que ningún médico halla explicación.

Sospecha ser electrónicamente sensible porque siente dolores de cabeza, cansancio, ataques de ansiedad y contracturas musculares que se activan o intensifican al encontrarse frente a la pantalla del ordenador o cuando habla por el móvil, y que disminuyen o desaparecen cuando se aleja de estas fuentes. Solía ser alegre, vital y emprendedor pero este cuadro, cada vez más intenso, está mermando su calidad de vida.

Ha sido sometido a análisis de sangre, orina y otras pruebas diagnósticas, incluidos resonancia magnética, TAC, escáner y ecografías, pero todas estas pruebas se encuentran dentro de la normalidad. Finalmente, se le ha remitido a Psiquiatría, dónde le tratan con ansiolíticos y antidepresivos. Cuando sugiere su electrosensibilidad a los facultativos, lo tildan de obsesivo y paranoico y le incrementen la medicación.

Además, sufre rechazo social de familiares y amigos, y sus frecuentes ausencias en el trabajo le han creado fama de alarmista, vago, hipocondríaco…»Nadie ve que lo que padezco es una enfermedad», me comentó angustiado en su primera visita, en la que apareció tenso y muy agitado.

Estrategia terapéutica aplicada

Científicos españoles han publicado en la revista Electromagnetic Biology and Medicine de la Universidad de Oakland, un estudio relacionando ciertos síntomas físicos y psíquicos con la radiación electromagnética, entre ellos depresión, astenia, dificultad para conciliar el sueño y para concentrarse, vértigo, pérdida de memoria y de apetito, apatía física, irritabilidad, dolor de cabeza y de articulaciones, náuseas, impotencia y sensación de disconfort. Los pacientes que más se quejaban de dolores generalizados, fatiga y alteraciones del sueño eran los que más usaban el ordenador y el teléfono móvil, todo lo cual coincide exactamente con el cuadro de este enfermo.

Establezco, así, pautas de uso para estos aparatos. Esto no significa que se los prohíba totalmente ya que esto le imposibilitaría desempeñar su trabajo y lo aislaría aún más socialmente, solamente le recomiendo cierta cautela. El doctor Cyril Smith de la Universidad de Salford, Inglaterra, sostiene que los campos electromagnéticos estimulan la secreción de sustancias similares a la morfina, las cuales provocan adicción: cuando se les prohíbe usar el móvil muchas personas presentan un síndrome de abstinencia, por ello nunca se debe proscribir totalmente su uso de forma brusca.

Mis recomendaciones son:

  • Usar el teléfono móvil sólo si no tiene otras alternativas a mano y trabajar con el ordenador conectado por cable.
  • Mejor tener 5 conversaciones de 1 minuto cada una, que una conversación de 5 minutos seguidos, y dejar intervalos de al menos 15 minutos entre llamadas.
  • El nivel de radiación electromagnética disminuye con la distancia, por lo que al hablar debe alejar el móvil de la cabeza. El uso del «manos libres» resulta muy recomendable, pero no así los auriculares, pues el audífono actúa de antena y concentra aún más las ondas.
  • El teléfono en modo de espera (stand by) también emite radiaciones: hay que llevarlo en una cartera o mochila, nunca en el bolsillo.
  • Jamás dormir con el móvil encendido en el dormitorio: hay que dejarlo apagado en otra habitación, y desconectar el wi-fi del hogar durante las horas nocturnas, volviendo a usar relojes despertadores tradicionales, no digitales.

Según el doctor Adrian Ward de la Universidad de Texas, basta con que los smartphones se encuentren cerca de nosotros para que nuestra capacidad de procesar información se reduzca y se alteren todos nuestros neurotransmisores (Ward A. 2017). El sueño es el momento de la regeneración neuronal y recuperación de las fuerzas, y durante ese lapso todas las funciones del cuerpo se vuelven mucho más sensibles a las influencias negativas externas: un móvil encendido en la cabecera de la cama puede acabar deteriorando nuestra salud y provocarnos un «electroestrés».

Prescribo la fórmula de microinmunoterapia MIREG, que favorece el equilibrio mitocondrial al modular factores implicados en su disfuncionamiento (en este caso, una hipertermia intracelular mantenida ocasionada por un exceso de ondas electromagnéticas) y las consecuencias patológicas que se derivan de esto (alteración de la biogénesis mitocondrial). Numerosos estudios científicos como el informe REFLEX (con investigadores de 12 países europeos y financiado por la Unión Europea) están demostrando que los campos electromagnéticos alteran el funcionamiento de los componentes celulares, membrana y núcleo (VERUM, 2004), ocasionando daños tanto en el ADN como en el ARN mitocondrial, que «traduce» la información genética. La mitocondria es el centro energético celular y una alteración en su funcionamiento acarrea consecuencias deletéreas para todos los sistemas biológicos.

Recomiendo también 5 mg de melatonina antes de acostarse, pues los estudios del profesor José Luis Bardasano, de la universidad de Alcalá de Henares, muestran que los campos electromagnéticos alteran el ciclo de producción de esta hormona, la cual regula el reloj biológico del organismo, «afectándose el sistema neuroendocrino, pero también el sistema inmunitario y el sistema reproductivo», (Fundación Europea de Bioelectromagnetismo y Ciencias de la Salud, 2017).

Czeisler señala que la radiación electromagnética puede aumentar la temperatura corporal y alterar incluso la permeabilidad de la barrera hematoencefálica, provocando el mal funcionamiento del sistema nervioso: «La sensibilidad del cerebro y del sistema inmunitario frente a este tipo de agresiones electromagnéticas es la clave para entender la aparición de muchas afecciones recientes».

Teniendo todo esto en cuenta, recomiendo la toma de Garum armoricum, autolisado de vísceras de determinados peces, muy rico en aminoácidos, ácidos grasos y péptidos hipotalámicos hipofisotropos. Estas sustancias actúan de precursores hormonales e intervienen en la síntesis de endorfinas y del ácido gamma-amino-butírico (GABA). Se trata de neurotransmisores y precursores de prostaglandinas, que intervienen en las principales funciones biológicas del organismo y específicamente en las funciones inflamatorias y noradrenérgicas centrales, las más implicadas en la génesis y mantenimiento de estos síntomas ligados a la electrosensibilidad.

El Garum armoricum ha sido objeto de numerosos estudios que evidencian la gran mejoría experimentada tras su ingesta: disminuye la ansiedad y el estrés, reduciéndose la sensación de dolor y agotamiento y mejorando el estado psicológico, y se produce un aumento de las ondas alfa en el cerebro, lo cual restaura la calidad reparadora del sueño.

Seguimiento y evolución

A los dos meses el paciente vuelve a revisión y su mejoría es notable: se siente mucho mejor, duerme bien y ha retomado su vida laboral.

Mantengo la fórmula MIREG y el resto de las pautas durante seis meses más, al cabo de los cuales el paciente me informa de que todos sus síntomas han desaparecido por completo.
Tras una tercera revisión después de otros seis meses, de excelente estado de salud física y psicológica, recomiendo seguir tomando la fórmula MIREG como mantenimiento y para prevenir posibles recaídas.

A fecha de hoy, este atareado empresario lleva una vida satisfactoria tanto en su hogar como en su trabajo, aunque procura no usar dispositivos móviles en su tiempo libre.

Conclusión

Hay que resaltar la gran dificultad que entraña diagnosticar estos casos, pues la «electrosensibilidad» no es aceptada por muchos médicos, al carecerse de una prueba específica que la detecte.

Desde finales del siglo pasado, la contaminación por radiación electromagnética ha aumentado 125 millones de veces, según las estimaciones del Departamento de Física Aplicada de la Universidad de Valencia (Ramos A., 2016), y esto influye sobre los sistema biológicos, ocasionando cambios en sus estados energéticos, atómicos y moleculares; es difícil, por tanto, que las células vivas no se vean afectadas.

El doctor Jean-Pierre Nascil considera que la exposición a estas ondas provoca una especie de «electrocución» lenta, progresiva, de los componentes celulares, especialmente de la mitocondria, el centro energético por excelencia. Por esta razón es crucial el papel modulador desempeñado por la fórmula MIREG, que actúa específicamente a este nivel, ayudando a proteger y reparar sus funciones.

Los smartphones se han vuelto indispensables; su uso está tan generalizado que a muchos les resultaría ya imposible vivir sin ellos, pero entrañan un peligro, y la OMS ha destacado la necesidad de una investigación rigurosa; en España el ministerio de Sanidad y Consumo ha creado un comité de expertos. Si queremos seguir viviendo en este mundo no podemos evitar estar rodeados de todo tipo de radiaciones dañinas, pero podemos protegernos con todos los medios a nuestro alcance, especialmente si no tienen efectos adversos.

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