Coloca el estado inmunitario en el centro de tu estrategia clínica

El valor de restaurar la función inmunitaria

Como profesionales de la salud, a menudo nos enfrentamos a patologías crónicas, recurrentes o de difícil resolución. La evidencia científica actual nos invita a cambiar el paradigma: dejar de ver el sistema inmunitario solo como un mecanismo de defensa contra infecciones agudas y empezar a entenderlo como el gran director de la homeostasis.

El sistema inmunitario en un enfoque integral

Nuestro cuerpo es un complejo network donde sistemas como el endocrino, nervioso e inmunitario interactúan en una sinfonía perfecta para mantener el equilibrio y la salud. Un trastorno en este equilibrio puede desencadenar diversas patologías que, vistas desde una perspectiva sistémica, pueden tratarse de manera más eficaz.

Integrar la inmunología en la práctica clínica diaria no es una opción, es una necesidad para abordar la salud de las personas, la autoinmunidad o las patologías inflamatorias desde la raíz. Aquí te explicamos algunas de las razones por las que el estado inmunitario debe ser el eje de tu estrategia clínica:

  1. La recurrencia es un síntoma de fallo inmunitario, no solo de reinfección.
  2. Las mucosas son barreras inmunológicas clave en el organismo, si están afectadas aumenta nuestra susceptibilidad a infecciones y a inflamación.
  3. Necesitamos un buen estado inmunológico para mantener bajo control los virus persistentes.
  4. Los brotes en pacientes con patologías autoinmunes están influenciados por múltiples desencadenantes ambientales, con impacto inmunológico.
  5. Entender las fluctuaciones hormonales puede ayudarte a anticipar brotes inflamatorios y modular el sistema inmunitario en el momento preciso.

Una estrategia clínica exitosa hoy en día requiere crear puentes terapéuticos. No se trata solo de prescribir un fármaco, sino de apoyar los mecanismos naturales de regulación. 

El sistema inmunológico es un pilar en nuestra salud, y se deja de lado más a menudo de lo que debería.

Comprendiendo el sistema inmunitario

Clásicamente, se diferencia el sistema inmunológico en inmunidad innata e inmunidad adaptativa. Si bien es cierto que cumplen distintos roles, están estrechamente relacionadas. Para el clínico moderno, entender cómo actúan ambos sistemas permite hacerse una imagen de la situación inmunológica del paciente.

Inmunidad innata

La inmunidad innata suele ser sinónimo de barreras y respuesta rápida. Contamos con ella desde que nacemos y ejerce una función fisiológica inmediata de protección/conservación y digestión. La conforman barreras físicas como la piel o las mucosas, pero también células dendríticas, macrófagos y células asesinas (NK), que detectan y eliminan patógenos, células desgastadas, y aseguran la reparación tisular.

Inmunidad adaptativa

A diferencia de la innata, se caracteriza por una respuesta dirigida y específica. Tiene memoria, actuando como un registro histórico a nivel molecular, un aprendizaje, que le permite adaptar su respuesta a futuros desafíos del entorno. Está compuesta principalmente por linfocitos T y B, que trabajan de manera coordinada con el objetivo de ser eficaces con el mínimo gasto de energía posible.

El estado inmunológico está influenciado por la biografía del paciente

Factores como el estrés, el entorno social y las condiciones de vida moldean la respuesta inmune. Prestar atención al sistema inmunitario obliga a adoptar una visión integral: el sistema inmune «recuerda» y aprende, y su estado en un momento dado es un mapa de las exposiciones, traumas y adaptaciones previas del paciente. La influencia positiva o negativa que ejercen estos factores sobre el sistema inmunitario puede condicionar su eficacia y, en consecuencia, el estado de salud de tu paciente.

Las señales clínicas que te alertan de que algo pasa con la inmunidad

Los síntomas son un portal de información. Los síntomas de una desregulación inmunitaria pueden ser variados y, a menudo, van más allá de la simple propensión a «coger resfriados”. Tanto una deficiencia (inmunodeficiencia) como reacciones exacerbadas (hiperreactividad) de la inmunidad pueden relacionarse con patología. Por eso es clave aprender a identificarlas.

Síntomas de una respuesta inmunitaria inadecuada

  • Falta de energía y fatiga crónica.
  • Infecciones respiratorias frecuentes o recurrentes.
  • Infecciones genito-urinarias de repetición.
  • Reactivaciones virales de virus herpes.
  • Alergias o intolerancias múltiples.
  • Niebla mental o sueño no reparador.
  • Verrugas persistentes.
  • Dolor articular y muscular sin causa mecánica aparente.
  • Inflamación en mucosas.
  • Picos de fiebre de origen desconocido, sudores nocturnos.
  • Sobrepeso o peso por debajo de lo normal.

Analogía: imagina el sistema inmunitario como el equipo de seguridad de un edificio. Si la alarma suena constantemente (alergias/inflamación), si los guardias están demasiado cansados para hacer su ronda (fatiga/reactivación viral) o si los intrusos entran una y otra vez por la misma puerta rota (infecciones recurrentes/permeabilidad), todas son señales de que el sistema de seguridad tiene fallos, aunque el edificio siga en pie.

La inmunidad te dice cosas. Te enseñamos a traducirlo

Cuando la inmunidad acumula desastres, suele mandar señales. Estas señales pueden observarse en el paciente a modo de síntomas o signos clínicos, que cómo sanitarios debemos aprender a reconocer, o pueden manifestarse en forma de una reorganización de los elementos de la inmunidad. En casos complejos, esta última puede analizarse también a través de distintas analíticas, desde un simple hemograma a un análisis de las poblaciones linfocitarias (tipaje linfocitario). En microinmunoterapia, es práctica habitual recurrir a estas analíticas, en patologías complejas o multifactoriales, y también en situaciones clínicas dudosas o de difícil manejo, para analizar el estado celular y funcional del sistema inmunitario del paciente y orientar el tratamiento:

  • Sospecha de enfermedades crónicas (autoinmune, cáncer, etc.).
  • Sospecha de procesos alérgicos.
  • Sospecha de inmunodeficiencia.
  • Pacientes con fatiga persistente, no asociada a una causa clara.
  • Pacientes con infecciones múltiples o recidivantes por bacterias, virus, parásitos u hongos.
  • Pacientes que se han sometido con anterioridad a tratamientos con impacto sobre la inmunidad, en los que se requiere recuperar la competencia inmunitaria (¿hay problemas celulares?, ¿funcionales?).

En nuestras actividades de formación te enseñamos a enfocar tu abordaje clínico desde una perspectiva inmunitaria, para que sepas hacerte las preguntas importantes: 

  • ¿El problema de mi paciente se relaciona con un desequilibrio inmunológico? 
  • ¿A qué nivel de la respuesta se da ese desequilibrio? 
  • ¿Hay procesos inflamatorios? ¿Déficits nutricionales?
  • ¿Qué factores podrían estar asociados?
  • ¿Hay algún riesgo genético a ciertas enfermedades en mi paciente?

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Un plan de tratamiento para restaurar la función inmunitaria

La microinmunoterapia es una modalidad terapéutica basada en la inmunomodulación. Se dirige a apoyar fisiológicamente la recuperación del equilibrio inmunitario mediante la modulación precisa de sus propias señales. Trata específicamente a nivel de la señalización inmunitaria, imitando las cascadas de reacciones del sistema inmunitario con el fin de reorientar la respuesta y devolverla a su equilibrio natural.

Dentro de una estrategia integral, la microinmunoterapia puede utilizarse tanto en una óptica terapéutica como en estrategias de prevención en el paciente susceptible. Además, en un abordaje que abarca los factores que inciden sobre el estado de salud del paciente así como su estado nutricional y metabólico, su asociación a otras modalidades de tratamiento tiene efectos sinérgicos.

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En la Asociación Española de Microinmunoterapia promovemos iniciativas de formación en microinmunoterapia y creamos espacios de encuentro, para ayudar al sanitario a tratar y acompañar a su paciente desde una perspectiva inmunitaria.

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