Las señales clínicas que te alertan de que algo pasa con la inmunidad
Los síntomas son un portal de información. Los síntomas de una desregulación inmunitaria pueden ser variados y, a menudo, van más allá de la simple propensión a «coger resfriados”. Tanto una deficiencia (inmunodeficiencia) como reacciones exacerbadas (hiperreactividad) de la inmunidad pueden relacionarse con patología. Por eso es clave aprender a identificarlas.
Síntomas de una respuesta inmunitaria inadecuada
- Falta de energía y fatiga crónica.
- Infecciones respiratorias frecuentes o recurrentes.
- Infecciones genito-urinarias de repetición.
- Reactivaciones virales de virus herpes.
- Alergias o intolerancias múltiples.
- Niebla mental o sueño no reparador.
- Verrugas persistentes.
- Dolor articular y muscular sin causa mecánica aparente.
- Inflamación en mucosas.
- Picos de fiebre de origen desconocido, sudores nocturnos.
- Sobrepeso o peso por debajo de lo normal.
Analogía: imagina el sistema inmunitario como el equipo de seguridad de un edificio. Si la alarma suena constantemente (alergias/inflamación), si los guardias están demasiado cansados para hacer su ronda (fatiga/reactivación viral) o si los intrusos entran una y otra vez por la misma puerta rota (infecciones recurrentes/permeabilidad), todas son señales de que el sistema de seguridad tiene fallos, aunque el edificio siga en pie.
La inmunidad te dice cosas. Te enseñamos a traducirlo
Cuando la inmunidad acumula desastres, suele mandar señales. Estas señales pueden observarse en el paciente a modo de síntomas o signos clínicos, que cómo sanitarios debemos aprender a reconocer, o pueden manifestarse en forma de una reorganización de los elementos de la inmunidad. En casos complejos, esta última puede analizarse también a través de distintas analíticas, desde un simple hemograma a un análisis de las poblaciones linfocitarias (tipaje linfocitario). En microinmunoterapia, es práctica habitual recurrir a estas analíticas, en patologías complejas o multifactoriales, y también en situaciones clínicas dudosas o de difícil manejo, para analizar el estado celular y funcional del sistema inmunitario del paciente y orientar el tratamiento:
- Sospecha de enfermedades crónicas (autoinmune, cáncer, etc.).
- Sospecha de procesos alérgicos.
- Sospecha de inmunodeficiencia.
- Pacientes con fatiga persistente, no asociada a una causa clara.
- Pacientes con infecciones múltiples o recidivantes por bacterias, virus, parásitos u hongos.
- Pacientes que se han sometido con anterioridad a tratamientos con impacto sobre la inmunidad, en los que se requiere recuperar la competencia inmunitaria (¿hay problemas celulares?, ¿funcionales?).
En nuestras actividades de formación te enseñamos a enfocar tu abordaje clínico desde una perspectiva inmunitaria, para que sepas hacerte las preguntas importantes:
- ¿El problema de mi paciente se relaciona con un desequilibrio inmunológico?
- ¿A qué nivel de la respuesta se da ese desequilibrio?
- ¿Hay procesos inflamatorios? ¿Déficits nutricionales?
- ¿Qué factores podrían estar asociados?
- ¿Hay algún riesgo genético a ciertas enfermedades en mi paciente?
Inscríbete ya a una de nuestras actividades formativas.