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Tratamiento de los HSV-1 y HSV-2 con Micro-Inmunoterapia

(Newsletter mayo 2014)

Dra. Petra Blum (Tegernsee, Alemania)

Los herpesvirus son virus de ADN de doble hebra, por lo que tienen una gran resistencia genética a las mutaciones. Además tienen un tamaño de entre 140 y 180 nm, perteneciendo al grupo de virus grandes. También es importante recordar que la replicación de los virus del herpes simple 1 y 2 (HSV-1 y HSV-2 respectivamente) constituye un proceso de regulación complejo que se desarrolla en el núcleo de la célula.

Durante la primoinfección, los virus del herpes penetran en el organismo a través de las mucosas y se multiplican en las células epiteliales. Entonces, como resultado de la destrucción tisular provocada por la replicación viral, se produce un proceso inflamatorio. Esta fase se manifiesta por la aparición de vesículas herpéticas. Tras este primer contacto, los virus HSV migran hacia las células ganglionares de las neuronas sensoriales donde permanecerán durante la fase de latencia y hasta la siguiente activación. Durante la fase de latencia, el genoma viral sigue presente, aunque no haya replicación viral.

La infección por herpesvirus persiste durante toda la vida. La replicación viral se reanuda en la fase de reactivación, cuando el sistema inmune pierde el control que ejercía sobre la actividad del virus. Aunque cabe destacar que, para conocer más en detalle estos mecanismos, se necesitan más investigaciones.

Aunque los virus herpes simples 1 y 2 presentan una homología de cerca del 50% en su secuencia genética, se diferencian principalmente en su modo de infección y su localización preferente (el herpesvirus 1 tiende a aparecer en la zona bucofacial y el herpesvirus de tipo 2 suele afectar a la región genital). Aun así, el HSV-1 también puede provocar lesiones en la zona genital y, paralelamente el HSV-2 puede afectar a otras partes del cuerpo, no sólo la zona genital. La correlación entre el tipo y la localización alcanza el 70-80%. El HSV-1 afecta principalmente a las zonas situadas por encima de la cintura y el HSV-2 a las situadas por debajo de la misma.

En el caso del HSV-1, el virus se transmite por contacto de la piel con la mucosa, sobre todo cuando afecta al labio, y en el caso del HSV-2, por contacto genital. La posibilidad de infección existe mientras las lesiones no se hayan secado por completo. El periodo de incubación varía en función de las características individuales, y oscila entre los 2 y los 12 días.

Como ya se ha descrito, los cuadros clínicos dependen de la zona afectada. Así pues, el HSV-1 suele provocar un herpes labial, que se manifiesta por vesículas que aparecen en los labios, la comisura de los labios y la nariz. También se observa a menudo una estomatitis aftosa, sobre todo en niños pequeños afectados por una primoinfección. No obstante, en adultos la presencia de aftas recurrentes en la cavidad bucal debería también hacer pensar en una posible infección de herpesvirus. La infección de herpesvirus en la región ocular suele ser consecuencia de la reactivación del virus, que provoca una queratitis herpética. La queratitis recurrente puede provocar úlceras córneas y alteraciones de la visión.

Cuando alguna zona del cuerpo se ve afectada por un eccema herpético (eczema herpeticum), la infección se manifiesta en general como un eccema crónico, por lo que es difícil establecer un diagnóstico diferencial con el herpes zóster. La encefalitis herpética grave aparece con muy poca frecuencia.
El virus del herpes simplex de tipo 2 (HSV-2), en cambio, suele provocar un herpes genital en la región del cuello del útero, el ano, la vagina, la vulva y el pene. El cuadro clínico comprende dolor, generalmente fiebre, lesiones y afección de los ganglios inguinales. Durante el parto, es absolutamente necesario evitar transmitir el herpes al neonato o al lactante, ya que podría provocar trastornos de leves a letales. Normalmente, la gravedad de la patología de una infección herpética depende del estado inicial del sistema inmune. Así pues, la inmunodepresión puede conllevar una evolución patológica más grave en todos los casos de infección herpética.

Diagnóstico

De forma general, en los cuadros clínicos descritos, es posible realizar el diagnóstico con un examen visual. Si hubiera alguna duda, se puede hacer un examen serológico o una PCR para detectar el correspondiente virus.

Tratamiento con Micro-Inmunoterapia

La Micro-Inmunoterapia se caracteriza por regular los mecanismos inmunes fisiológicos mediante el uso de sustancias inmunocompetentes en dosis perifisiológicas, como citoquinas o factores de crecimiento. De esa forma, un sistema inmunitario con tendencia inflamatoria de tipo Th1 se puede frenar mediante citoquinas en altas diluciones y, paralelamente, la administración de citoquinas en bajas diluciones reforzará los mensajeros de tipo Th2. Así pues, es posible recuperar el equilibrio entre los linfocitos Th1 y los Th2. El mecanismo de acción de la Micro-Inmunoterapia se centra en la regulación de la respuesta inmune tanto a nivel celular como humoral.

Este ingenioso concepto se ve completado por el uso de diluciones de ácidos nucleicos específicos. De esta forma, se puede limitar la multiplicación de las células infectadas por el virus y tratar de forma específica la infección viral. No sólo se reduce la replicación del virus, sino que el sistema inmune se ve reforzado en su acción contra la infección viral.

Ejemplos de tratamiento

En la práctica clínica, los pacientes afectados por el herpes labial acuden a la consulta tras sufrir alguna infección grave u otros trastornos inmunes. En el caso de las aftas recurrentes de la cavidad bucal, sin que se pueda encontrar estomatitis aftosa, será necesario revelar la posible presencia de HSV-1 y contemplar la administración de la fórmula HERP como tratamiento de elección.

La administración local de fórmulas basadas en el aciclovir por sí solas no reduce la fuerza de la infección ni la frecuencia de las recaídas. Por ello se debe recomendar a estos pacientes un tratamiento con la fórmula HERP, ya que obtendrán un gran beneficio de este concepto terapéutico. En los casos agudos, yo suelo recetar hasta cuatro cápsulas a lo largo del día, por vía sublingual, y seguidamente tres cápsulas al día durante unos días. Tras la mejora de los síntomas, reduzco la toma a dos cápsulas al día hasta alcanzar la dosis de mantenimiento de una cápsula diaria. La duración del tratamiento dependerá de la intensidad, duración y estado inicial del sistema inmune. Para el herpes genital aplico el mismo esquema terapéutico.

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